Pensar un por qué
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Tenemos ese deber moral de seguir esas leyes intangibles sobre lo que debes de hacer para poder tener una buena vida. Eso de estudiar mucho, trabajar mucho, tener una pareja, formar una familia, irte de vacaciones, etc. Lo que pasa es que tanta estimulación nos hace preguntarnos: ¿Para qué? ¿Por qué?
Hay gente, como mi amiga de clase, que no necesita una respuesta. Prefieren limitar su existencia a lo que pueden tocar, ver o demostrar científicamente. No buscan un más allá, no buscan una razón de existencia y por ende tampoco un objetivo. Ni está bien, ni está mal. Es simplemente como quien compra comida precocinada y quien la hace.
Yo, soy de los que prefiere hacerse la comida. Como he dicho muchas veces, no me conformo con la primera respuesta. Ni con la segunda. Por eso es importante saber explorar el mundo: descubrir como, las personas, hemos ido por tantos diferentes caminos que nos hacen tener millones de historias llenas de aventuras y avances, Algunos, tan importantes, se graban en libros. Con otros se construyen monumentos en su honor. Aunque hay otros que no hacen nada. No buscan convencer a la gente de que su descubrimiento es el correcto sobre como vivir.
Porque nosotros somos una pagina en blanco y la tinta no es muy barata.
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